El monte LICABETUS, en
plena capital y al que ascendemos por alambre carril - o –
para los valientes – por larguísima escalera, es ideal para
ver caer la noche tomando un cafecito mientras el Egeo a
nuestros pies va y
viene despacito y la silueta de la Acrópolis se desdibuja
lentamente por las luces que se van encendiendo como estrellas
vencidas.-
Ya de noche – y para salir del
hechizo de tanta belleza, nada mejor que ir a cenar al
bullicioso barrio de Placa, alegre y juguetón como su hermano
el Trastévere, con sus mesas de manteles cuadriculados
iluminados con velas en la plaza, con su típica comida y sus
postres alucinantes, mientras Zorba baila una vez más ....
Un dato prosaico, pero
importante: por las callecitas de Placa podremos encontrar,
los tradicionales souvenirs, remeras y sacos y......unas
cuantas joyerías de donde no podremos irnos sin comprar algo,
por diseño y por precio.-
CRUCERO POR LAS ISLAS:
Son muchas las opciones y las Cías que se dedican.
Nosotros optamos por la empresa griega NAVIJET.- Dura 5 días,
pero son 5 días en el paraíso. Puede suceder que se
pellizquen sólo para asegurarse que no sueñan.- La increíble
organización y capacitación del personal nos envuelve en un
clima de cordialidad y seguridad total.-
El primer día a la mañana se arriba a MIKONOS la isla de los
molinos y las infaltables langostas en estanques, esperando
(pobrecitas!) ser devoradas por insaciables turistas. En sus
calles irregulares bordeadas de casas pintadas en blanco y
azul uno quiere perderse para no tener que volver.- No hay
plazos para el regreso, se puede pasar el día o volver a
almorzar.- Uno es libre.- También hay excursiones programadas
para los que desean ser guiados en todas las islas, aunque lo
mejor para nosotros fue vagar en libertad excepto en Creta.-
El segundo día se llega a KUSADASI, en Turquía (la antigua Efeso, donde San Juan escribió el Apocalipsis) y podemos ir a
visitar el monasterio donde se alojó.- También curiosear sus
tiendas llenas de la suntuosa ropa turca, los sacones de un
cuero suave que parece seda, y las joyerías con alhajas
hermosas y casi a la mitad de su valor en el mercado.-Yo me
había enamorado de un anillo de oro con brillantes, un
trabajo finísimo, que – después de mucho regateo - me
rebajaron de 200 a 100 dólares.- Cuando mi marido fue a pagar
: ERAN 2.000.000 DE LIBRAS TURCAS!!!! Todavía guarda el
ticket de la tarjeta para mostrar el regalo principesco que le
hizo a su señora.-
RODAS es
la siguiente.- Hay dos cosas imperdibles: la Ciudad Medieval,(
a la que se asciende caminando), habitada por los Cruzados
y donde se espera ver en cualquier momento a Sean Connery
llegar en un caballo blanco a rescatarnos en el majestuoso
castillo que está en la cúspide.-La otra – prosaica – es
el mercado con su surtido de frutas y verduras que nada tiene
que envidiar a las nuestras y la simpatía de los vendedores.-
El cuarto
día se llega a lo que para nosotros es la “perla” del
viaje: A las 10 am-4 horas antes-nos llaman para ver la
llegada a SANTORINI.- Y vale la pena.- De lejos se distingue
un grupo de islas blancas en semicírculo.- Nos informan que
estamos navegando sobre un volcán que estalló dando origen a
ese rosario alucinante.- En el medio, SANTORINI en lo alto de
su isla, esperando por nosotros.-
Nos agolpamos en los únicos
dos medios de ascender a ella: por alambre carril o....A LOMO
DE BURRO ¡!!! Recorremos la pequeña ciudad maravillados,
siempre subiendo, para toparnos con un pequeño café donde
nos sentamos extasiados a mirar el Egeo, con su azul profundo,
que ya no nos parece tan imponente, meciendo al enorme crucero
de cinco pisos que se ve pequeñito a esa distancia.-
CRETA espera el quinto día.- Puede darse ese lujo.-
Tiene el palacio de CRESO (donde nadie resiste sentarse en su
trono) y el laberinto del MINOTAURO.- Todas las leyendas
residen allí, hasta los antiguos mirlos maina (los pájaros
que hablan) tal cual eran desde siempre.- Después, a
regalarnos con las golosinas del mercado local, comprar
especias exóticas, esencias encantadas.-Grecia tiene todo.-
Ultima noche en el
crucero.- Recordamos las islas, las tardes en la
cubierta alternando las zambullidas en la pileta con el
jacuzzi, o el descanso merecido en las enormes reposeras, las
cenas en el salón principal con los camareros afanándose por
atendernos, y donde de una lista de ocho entradas, ocho platos
principales y ocho postres podemos decir: - Los quiero todos.-
Y van trayendo en cantidades más reducidas, TODOS los platos
de la lista.- La NOCHE DEL CAPITÁN, saludando a uno por uno
y, al final: LA NOCHE DE GRECIA donde se debe concurrir de
blanco o azul y con una sorpresa......que se arruinaría si la
contamos.-
Desembarcamos en silencio, abrumados por tanta felicidad, una
felicidad mitológica que quién sino GRECIA puede
darnos...... Imposible describirla, hay que vivirla aceptando
que hoy – igual que ayer – los milagros existen y se
llaman GRECIA.-
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